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sábado, 27 de abril de 2013

Aquí vamos otra vez



Suena la alarma.Son las cuatro de la mañana.Debo dibujar hasta las cinco, luego,practicar matemáticas hasta las siete y después alistarme para ir a la academia-pienso, aún con los ojos cerrados y acostada.Me levanto y apago la alarma inmediatamente, temiendo poder despertar a alguien.

Siento frío, la cabeza me duele un poco y los ojos me pesan.Me siento muy abúlica, por qué rayos he puesto en mi horario despertarme a estas horas.No te has puesto ha pensar que quizás, que tal vez quizás,  a tu yo del futuro,el de ahora en la madrugada, no le agradaría para nada  la idea que estas tomando, porque no eres tú la que ahora estas padeciendo de todo esto,no, tú estas muy tranquila sentada, abrigada, planeando tu supuesto horario , desperdiciando como dos horas cavilando, dudando, escribiendo y borrando.¿Para qué?.Te diré para qué: para que en estos momentos estés haciendo lo contrario. Mírate , ya estas recostada otra vez , esperando que pasen los supuesto cinco minutos para despertarte de verdad.Fallaste otra vez.

Empiezo el día decepcionada.Desganada.Pensando que pude hacer mucho durante ese tiempo, pero no lo hice.Y me amargo con mi yo del pasado,la de la madrugada, por no despertarse a la hora que debía, por no haber cumplido el acuerdo. El día pasa, se hace tarde y luego noche.Antes de acostarme, leo un poco y después me recuesto y me escondo debajo de mis frasadas, dejándome así envolver y perderme entre ellas, pensando en que mañana sera un nuevo día para comenzar otra vez.Confiada caigo en los brasos de Morfeo. Pasó otra vez y paso todos los días, pasó la semana, y no hice nada.

Es tan frustrante que siempre ocurra lo mismo.No importa cuánto puede haber estado entusiasmada y empeñosa  la realidad cayo y me tiró un balde de agua fría. Me siento por un largo rato a pensar y a pensar.Inflo los cachetes y dejo escapar un gran suspiro. Y otra vez el tiempo pasó. Dime, qué has hecho durante todo este tiempo.Acaso te has puesto a leer aquel libro de historia del arte que hace buen tiempo lo compraste y que hasta ahora no pasas de la página veinte, o acaso estas practicando números y operaciones, o por último estas al menos practicando en tus dibujos. no has hecho nada.Solo te sientas a quejarte por lo mal que te ha ido y por el tiempo que has dejado escapara.Oye, mírate el tiempo esta pasando delante de tus ojos, ¿acaso no lo ves?

La vida es una sola y no la puedes dejar escapar. Levántate, salta, corre, grita,llora :¡Haz algo! Tienes vida y puedes respirar, ya tienes dos razones por las cuales estar feliz por el resto de tu vida.No importa la edad que tengas, si eres joven o viejo, lo que te mueve no son tus piernas sino tu voluntad. Agarra todo lo que tengas a tu alcance y construye tu camino.No hay escusas, no hay un quizás o un tal vez.Es sí o no.En eso se resume todo.Si llega el momento, levántate, apaga la alarma, abre las ventanas ,prende las luces, colócate tus audífonos, pon tu música favorita y comienza tu día.





domingo, 21 de abril de 2013

Una competencia


Todos quieren ganar, todos quieren ser los mejores, todos quieren el oro y el moro.Todos lo quieren todo...

Constantemente me pregunto qué habría sido de mí si hubiese nacido entro país, en otra casa, en otra familia :¿sería quien soy ahora?, ¿habría sido la mejor?, ¿habría tenido todo lo que quiero ahora?.Pero si por el contrario habría sido más miserable.No lo sé.

Siempre tengo la constante preocupación de ser la mejor, de ser perfecta, de ser más inteligente.Aunque no haya recibido la mejor educación , ni la mejor atención. Siento ese peso sobre mis hombros , siento que le debo a alguien. Es por eso que me enfada o me resiento con migo misma cuando pierdo, cuando sabiendo que yo pude dar más y no lo hice.

Tengo una amiga , mi compañera de estudios, ambas estamos preparándonos para la universidad, ella es muy buena conmigo , de hecho siempre paramos riéndonos y cuando estamos aburridas, caminamos como quince cuadras conversando.Pero  no puedo evitar, no sé, sentir ese bichito de la envidia cuando ella me gana en los ejercicios de matemática - sí, suena estúpido, pero a mí siempre me pasan cosas estúpidas- a pesar que ella va para ingeniería y yo para artes, siento que yo debería ser la que más sabe en matemáticas, y esto se volvió algo personal.

A veces me enfado con ella sin razón, tengo pensamientos malos contra ella y ahora que escribo me siento tan estólida, pero cuando estoy en esos momentos me entiendo, me enojo, me avergüenzo, me apeno, me decepciono. Soy un manojo de emociones, que ni yo misma me entiendo aveces.

Aprender a ganar y a perder, son las palabras que me marcan tanto; aunque la segunda es la que que no me deja dormir y la que me agobia cada vez que me caigo. No siempre vamos a ganar, todos en esta vida están tan ansiosos como tú , no eres el único con sueños. Si alguien te gana, no le desees el mal, porque  tú en algún momento también tendrás tu oportunidad y no querrás que otros te guarden rencor. La vida es una competencia, en la que gracias a los demás, nos demostramos que tan capaces somos de hacer cualquier cosa, si no los proponemos ...


domingo, 7 de abril de 2013

A ojos cerrados




Miré mi reloj y era tarde. Tomé mi cuaderno de dibujos, mi lápiz y mis llaves y salí lo mas rápido que pude. Dada las circunstancias debía correr, pero me daba vergüenza ; así que solo caminaba rápido y de vez en cuando daba unas corriditas. Cuando por fin llegué al paradero este estaba vacío y solo pensé :"Bueno, ya vendrá mi colectivo". No tardo mucho para que los carros empezaran a llegar; sin embargo, no encontraba el mío, o más bien ,no sabía cual era el mio; solo sabía que debía ser uno que me llevará por cierta avenida y nada más, y eso implicaba preguntar a cada colectivo; pero ,como siempre y de nuevo, me daba vergüenza. Me puse a leer los letreros de cada carro y ver en ellos si encontraba mi avenida. Cuando me pareció encontrar mi colectivo, pregunté al conductor si este iba a mi destino: no lo era. Pero sí era aquel carro que estaba pasando lentamente detrás de él. "¿Le digo que paré? , ¿y si este se pasa y me ignora, quedaría en ridículo?. Y callé. Deje que este pasara delante de mis ojos y yo me quedé nmudecida y apocada...

Al igual que ese carro, muchas cosas dejé pasar por mi cobardía , por mi falta de seguridad, por mi timidez. Por qué debía de ser así siempre, por qué no solo puedo cerrar mis ojos y saltar. Le temo a todo y ,aunque quiero ,no se cómo dejar de hacerlo; simplemente lo dejé entrar en mi y dejé que conviva conmigo.Tal vez porque en cierta parte ese miedo, timidez o vergüenza me hizo ser mas precavida, pero también más insegura; porque sentí que estando callada  no arruinaba las cosas, pero hizo que me olvidase como expresarme oralmente sin dejar de titubear; porque mientras que no hacia eso no me pasaba nada malo, pero muchas cosas buenas pasaron con él. Simplemente debía ser un simple huésped, no más ni menos importante como mis otros sentimientos; pero yo, tonta y ensimismada, dejé que poco a poco ocupase más espacio, que le tomase más importancia. Me prometió el oro y el moro y yo le creí.

Ahora, no sé cómo expelerlo de mí ; no obstante, no dejaré que este me siga arruinándome la vida quitándome oportunidades que tal vez nunca se vuelvan a repetir. Quiero saltar con los ojos cerrados, ya no quiero esconderme detrás de mis gafas. No voy a ser la gran heroína y la que nunca se equivoca, ni tampoco la muy tímida e insegura niña , simplemente seré yo sin mi huésped maldito, solo yo. Sé que no va a pasar de la noche a la mañana, de hecho me va a costar mas de lo que creo, pero sí se que el cambio vendrá, poco a poco, pero vendrá. Sin importar, quiero volverme a sentirme viva, sentir esa adrenalina de no saber de lo que te espera pero sea lo que sea saber que podré con ello.

domingo, 31 de marzo de 2013

Cuando sea lunes...




La vida pasa por delante de mis ojos: los años parecen días, los días parecen horas y las horas parecen pequeños lapsos en el que uno pestañea.

Me miro y me siento un poco decepcionada.Yo había idealizado tanto el mañana ;pero, cuando este llego, se rompió como un globo en mi cara: el aire se había escapado y junto con él, mis sueños. Y vinieron los pensamientos tormentosos, vinieron los "Si hubieras hecho esto ... no estarías así ahora". No solo me decepcione de mí misma , sino decepcione a  los que habían creído en mí. Fue un sentimiento que me apretó toda la noche el corazón y que no lo soltó hasta que la niña se durmiera. Ya no lucho con tantos ánimos y aunque me propongo hacerlo, fallo en el intento. Me caí y me cuesta mucho levantarme. Me odio por no ser como los demás, que se pueden levantar tan rápido y sin esfuerzo , y seguir adelante; yo les quedo mirando desde el suelo , mientras que ellos avanzan. Tengo miedo de volver a fracasar, de no hacer nada realidad, le tengo miedo al mañana: le temo a todo. Desearía que el tiempo se paralicé y me deje pensar, que me siento confundida y mareada.

Piensas mucho, actúas poco. Mis temores me obligan a pensar una y mil veces lo que voy ha hacer, que al final termino dejándolo todo en mi mente y no le dejo nada a la realidad. Sigues pensando que mañana será diferente solo con sonreír. El mañana, "La vida", no le interesas como te sientes ; nada es una canción o un musical donde todos terminan cantando y abrazándose. Mira a tu alrededor esta es la vida: es miedo, miseria, dolor, llanto y gritos ahogados. Nadie va tener lástima de ti y menos misericordia. Si no despierto pronto, de seguro terminaré ahogándome también. La vida nos golpea y no está consciente de que nos duele, de que lloramos y sangramos. Ya no sirve lamentarse ni quejarse, simplemente es así y nadie lo puede cambiar. Los lunes siempre serán lunes. Lo que te determina ,al fin y al cabo, no es un día, no es el comienzo de una hermosa y alegre semana nueva, eres tú, soy yo.

¿Cuándo llegará el gran día? ,corre y no te detengas ...

martes, 3 de julio de 2012

En el nombre del padre, la hija, y la buena tía




Abro los ojos. Ya es de día. Era el tercer domingo de junio. El día del padre. Un día anterior mamá me prometió que iríamos a visitarlo. Alcé las frazadas para escaparme de ellas. Bajé del camarote.  Puse un pie sobre el suelo, le siguió  el otro. Abrí el cajón de ropas. Busque mi mejor prenda, era una ocasión especial, no lo había visto  desde hace un buen tiempo. Deslice el peine por la gran sabana de cabello que tenia (y que sigo teniendo). Lo mojé  un poco, para que este bien pegadito. Coloque los pies sobre mis viejos zapatos. Me eché aquella colonia tan deliciosa que me gustaba desde muy niña.

 Estaba lista. Ahora, debía despertarla. Conforme me iba acercando a ella sentí un fuerte hedor. La moví, estaba sudada y despeinada. Olía a licor. Mi madre tomaba a menudo, en ese entonces yo no sabía por qué. Lo hacía para olvidarse de mi padre. Porque sentía un enorme agujero dentro de ella. Porque no soportaba estar lejos de él. Porque no le cabía tanta tristeza en un solo corazón. Porque lo había amado tanto, y a pesar de haberle hecho tantas cosas, ella no podía olvidar a ese primer amor. La seguí moviendo, esperando una respuesta. Empecé  hablarle: ¡Mamá, despierta! Empezó a moverse un poco. ¡Mamá, cámbiate rápido, vamos a ver a mi papá! Ella me respondió arrastrando la voz: Mañana, mañana iremos, tengo sueño, me duele la cabeza, déjame. ¡Pero hoy es el día del padre y me lo prometiste! Sí, pero estoy cansada. Y empezó hablar incoherencias y palabras que no entendía. La dejé. Me dirigí al cuarto de mi tía a pedirle ayuda, le dije que hoy era un día muy importante, que mi mamá me llevaría a verlo y de que aún seguía  ebria, y  que yo ya estaba cambiada. Fuimos al cuarto. Mi madre seguía tal y como la había dejado. Mi tía hizo lo mismo que yo al principio, empezó a moverla. Cuando notó que empezaba a tomar conciencia le empezó  a preguntar la dirección. Sentí alegría y alivio. Había pensado que ya nadie me llevaría. Otra vez mi madre empezaba a musitar y confundir las palabras. Mi tía insistió. No entendíamos lo que decía. Hasta que empezó a decir: “El Baquíjano”. Ese era el lugar. Mi tía sabía donde quedaba. La dejamos descansar.

Estaba ansiosa. Estaba alegre. Estaba a la vez un poco apenada. Cuando bajamos del colectivo debíamos de caminar todavía para llegar. Mi tía no conocía tan bien el lugar, así que empezó a preguntar a unas cuantas personas hasta dar con el paradero. Era un camino largo para llegar. Caminamos. Cuando llegamos ya no era de día, sino tarde. Ella le compró un obsequio a uno de los tantos vendedores. Entramos. Era como una quinta con un sinfín de habitantes. Había muchas personas. Mi tía me preguntó: “Ahora si sabes dónde está tu papá, ¿no? –Sí, ahora lo recuerdo todo, sé donde esta-. Pero en realidad no tenía ni la menor idea de donde se encontraba, había confundido mis recuerdos y el lugar, pero como ya estábamos ahí empecé a caminar buscando a padre. Mi tía me siguió.

Ya había pasado más de una hora desde que habíamos llegado y aún  no lo encontrábamos. Agotamiento. Empezaba hacerse más tarde. Como no pudimos hallarlo nos dirigimos a recepción, donde tienen el listado de todos los habitantes registrados. Me pareció una buena idea, hubiera sido más fácil encontrarlo de esa manera que estar caminando, pensé. Cuando entramos había dos señores de avanzada edad detrás de un módulo, y sobre este un gran cuaderno. Le preguntamos por mi padre, de que estábamos cansadas de buscarlo y si nos podían dar información exacta no. Uno de ellos preguntó por su apellido, mi tía y yo respondimos de una sola voz. No está aquí, respondieron. Nuestros rostros se tornaron de pasmo. Insistimos, este era el lugar, no nos habíamos equivocado. El señor volvió a indagar sobre las líneas del cuaderno, esta vez con más cuidado. Nos mostró el cuaderno. No figuraba su nombre. Sentí decepción. Me sentí tonta. Me imagino que ella también se habrá sentido así como yo.  Mi tía me dijo que lo sentía. Baje la mirada. El otro señor canoso nos preguntó si estábamos seguras de que si estaba ahí. Ya no lo estábamos. Mi tía le respondió que este era el lugar que nos había dado mi madre. El señor al ver nuestra penosa situación sugirió que tal vez se habría referido al lugar que está al lado de este, la otra quinta sinfín. Empecé a sentir ese pequeño fueguito en mí, eso al que llaman esperanza."Si van a ir ahí apresúrense, el lugar cierra temprano", nos dijo el buen señor. Les dimos las gracias. Corrimos inmediatamente. El lugar estaba ridículamente al costado, y no lo habíamos visto.

Cuando llegamos ya era demasiado tarde. Dos personas de seguridad estaban tras la reja, sosteniéndola, respondiendo al vulgo aglomerado que estaba tras esta  que ya era demasiado tarde y la entrada estaba prohibida a estas horas. Sentí un baldazo de agua fría. No era justo. Nada lo era para mí. Maldije mi mala suerte. Me sentí la persona más desdichada en el mundo. Mi tía, que seguía aún al lado mío y cuya mano estaba entrelazada a la mía, le dijo a uno de los guardias: "Por favor, déjenos pasar .Solo por un rato y nada más". El guardia movió la cabeza en signo de negación, respondió que lo lamentaba. Ella  era obstinada. Siguió insistiendo. Yo, me hubiera dado por rendida. Ella no. Hasta hoy recuerdo aquellas palabras que como especie de magia sucedió lo inesperado. Miró al guardia hacía mi y dijo: Hoy es el día del padre y ella solo  quiere verlo un rato. Es su única hija. ¿Acaso no le da pena? . El guardia bajo la mirada. Vio mis grandes ojos. Vio a mi preocupada tía. Miró en su corazón a un padre.  Resignado abrió la reja. Nos Dejó pasar solo  a nosotras. Nadie más. Cruzamos ese estrecho camino que se abrió como especie de milagro. La reja se cerró.

Ahora si lo recordaba. Este era el lugar. Vinieron los recuerdos. La entrada. La pileta. Los asientos de madera. El bebedero. El eterno jardín. El único camino. Era más como una residencial que una quinta sinfín. Todo era tranquilo. No se oían los gritos de la gente. No se oía los alaridos de los vendedores. Solo se escuchaba el sonido que emanaban los pájaros y el ruido que producía el viento al chocar contra las hojas de los árboles. Caminamos por el único camino, en medio de este se encontraba un pequeño pero espacioso jardín de forma redonda y con una pequeña cerca metálica verde que la rodeaba. Tenía dos pequeñas entradas. Pasamos. Dentro de ella había muchos habitantes. Estaban en círculo. Al medio de ellos había un letrero con una letra. Debía ser la inicial de sus nombres, para reconocerlos. Buscamos con la mirada la inicial de mi padre. Ahí. Al lado de un hermoso árbol. Estaba tal y como lo recordaba. Frío. Pálido. Pequeño. Callado. Tranquilo. Quieto. Rectangulado. Con letras negras sobre él: al medio su nombre , en la parte izquierda inferior la fecha de su nacimiento y a la derecha la fecha de su fallecimiento. Ya tenía dos ramos de flores. Mi tía colocó el     suyo , el obsequio que compró en la entrada, con las otras.

Nos sentamos cobre el césped. Rezamos. Ella empezó a hablarle. Mientras lo hacía, sus ojos empezaban a humedecerse, a ponerse rojos. La voz se tornó baja y penosa. Ella sentía esa pérdida de un ser querido. Yo no. Solo la miraba. No me sentía como ella, a pesar de ser yo la hija. No sentía amor, ni lastima, ni tristeza. No llegue a conocerlo. La vida era muy prematura en ese entonces  para poder concebir algún recuerdo de él. Tenía tres. Sentí remordimiento. Me sentí una mala hija por mostrarme fría y no triste, como lo estaba ella. Forcé mis ojos. Me induje a sentirme triste apropositamente. De tanto esfuerzo salieron pequeñitas gotas caminando por mis mejillas. Ya no sentía culpa por no mostrar la digna tristeza que se tiene delante de un difunto. Pero sí sentí decepción, porque me induje a llorar no por pena, sino por respeto.

 Nos despedimos. Nos levantamos. Nos persignamos. El cielo estaba oscureciéndose más. Nos sacudimos el pasto que teníamos sobre la ropa y salimos. No había nadie. No le tomamos importancia. Al acercarnos a la entrada uno de los guardias se sorprendió al vernos. Este nos dijo: Yo pensaba que ya no había nadie, hace quince minutos que hicimos que todas las personas que aún quedaban se retiraran, ¿Cómo no las vimos a ustedes? Hasta ahora no lo sé.

martes, 5 de junio de 2012

Ninna in the sky with diamonds

" Picture yourself in a boat on a river
with tangerine trees and marmelade skies
somebody calls you, you answer quite slowly,
a girl with kaleidoscope eyes... "

Lucy in the sky with diamonds - The Beatles




¿Qué es soñar?, ¿Qué es volar? , ¿Qué es la vida?, ¿Sabes quién eres?...

Las nubes están allá, arriba. Todo es perfección. Todo es una ilusión. No quiero despertar por las mañanas, Hubiera deseado seguir en la cúspide. Se tornan enredadizas y hasta algo absurdas, pero las creo con versatilidad. Y hago todo lo que quiera, cosas que nunca me atrevería a hacer en la realidad, cosas que no podría realizar con tanta facilidad. Todo se vuelve en torno mío. Sonrío. Volteo. Las sábanas se tornan grumosas. Las miradas se cruzan. Soy ella, la perfección; pero en la realidad soy la distorsión.

Paso gran parte de mi vida ahí, arriba. Creando algo que para mí es sublime, creyendo ilusamente que con solo cavilando voy a lograr con todo lo que he deseado. Escapando de la realidad cada vez que me aturde esta. Creé mi propia película en la que yo era la protagonista. Me invente una falsa felicidad para suplir a la real. Y cada vez que algo salía mal, no seguía intentándolo, solo cerraba muy fuerte los ojos, cruzaba los brazos y agachaba la cabeza; y de pronto ya estaba ahí, en mi falaz ilusión. Lo he hecho tantas veces, que he confundido mis dos mundos. Me convertí en una persona que caminaba en tierra, pero cuyo ser estaba en el cielo. Solo esperaba con ansias que ya sea de noche cuando aún era de día, para poder volver ahí, arriba.

Todo se salió de control. Todo se distorsionó. Estaba mareada. Me preguntaba constantemente quien era. Me sentía vacía y necesitada. La realidad se había vuelto para mí algo que solo me causaba estragos. No entendía nada. Los días pasaban como si fuesen horas. Y yo me perdí en mi propio camino. Todo se torno oscuro y solo sentía las gotas que se deslizaban por mi rostro. Caminaba a ciegas. Tropezaba con todo. Lastimé a quienes no me entendían. Culpe a todos los que me rodeaban por mi desdicha. Me encerré en mis pensamientos. Deje simplemente de escuchar.

Ahora siento como el soplo del viento golpea mi brazo, eso es buena señal. Puedo sentir como el aire entra y sale de mi, tan sigilosa, como si no quisiera que nadie se enterase que existe, como una pequeña niña queriendo jugar a las escondidas, como esa mirada que guardo detrás de mi gafas y tú no te das cuenta .Me rasco un poco la cabeza, vuelvo escuchar la misma canción de los 60’s, estiro los brazos y con una pequeño bostezo y mirando a mi alrededor me he dado cuenta que nadie cambiara esto, mi realidad, nadie cambiara las paredes de madera húmedas y agujeradas , ni nada me caerá del cielo como maná ,que estar en el cielo solo sirve para nada, y que a partir de ahora no pararé, porque para descansar tengo toda la eternidad, y yo misma me encargare de cambiar mi realidad …

martes, 15 de mayo de 2012

Un par de escritos

En una ocasión sentí lo que algunos dicen "un estallido por dentro", todo en mi hervía de ira e impotencia. Necesitaba desfogarme en algo, es entonces  que cogí un lapicero y empecé a escribir muy fuerte, con todo mi pulso. Escribí todo y exactamente lo que sentía en ese momento.No existe mucha coherencia,al final me alejo del tema principal,y existe contradicciones; y es que en ese memento padecía de un choque de emociones desflorados y yo solo los escribía para apagar mi aflicción. La causa del suplicio, no la recuerdo, pero quedaron estas dos hojas como testigos de un pequeño monólogo interior y las he transcribido sin omitir ninguna palabra. Léelas despacio y sin apuro, y tal vez encuentres el sentido...





Me sentía tan enfadada, tanto conmigo misma que con los demás. Siento como el corazón hierve de envidia y de amargura, y de cómo mi alma trata de apaciguarla. A veces desearía ser solo bien y nada mal, pero día a día mis ángeles y demonios combaten en mi sin una victoria definida.

Tengo amigas, por supuesto, pero a veces siento que no me tratan como cual. Sus burlas me son  tan hirientes que penetran como una daga en mi corazón, y sus risas hacia mi hacen que mi alma llore. Tal vez son como mis “a veces amigas”, al que yo recurro como escape hacia mi soledad; pero como dicen “no hay peor ciego que el que no quiere ver” y en este caso yo soy la ciega suprema, porque mi noción de amistad solo era el compartir risas, burlas, intercambios obscenos; pero la amistad es en realidad la preocupación constante del otro, ser uno por medio de todos. No solo estar en las buenas, sino más en las malas, en donde reclama a gritos desgarradores por el alma que te comprendan, que te apoyen, que te regalen una palabra de esperanza y una acción de “estoy aquí contigo”. Y eso es lo que me pasa a mí. Si no me interesase por estar detrás de ellas, simplemente me dejan varada en el camino solitario, y para que sus conciencias no les fastidien pasan una que otra vez a hablarme un poco. ¿Eso es la amistad?, no lo sé.

Yo las quiero. Una de ellas por su gran carisma y sus bromas ocurrentes, a otra porque le gusta los gatos tanto como a mí, a otra más porque cada vez encuentro en ella mas de mí y a la ultima … yo no sé. No siento una conexión con ella, no siento nada común entra la dos. No quiero ofenderla, pero es una amorfa. Su personalidad, su modo de ser, nada me atrae hacia ella. Alguna vez fuimos las mejores amigas, hablábamos de todo, mentíamos de todo, reprobábamos en todo, perdíamos el tiempo en todo y en sí nuestros intereses eran del todo uno. Hasta que un día decidí que no quería esa vida, ya no deseaba seguir así, no quería seguir reprobando y conversar estupideces.

Es entonces en el que me despojé de todo ello. De mi modo de vestir, el de hablar, y sobre todo el de aparentar, hasta me despojé de ella y la deje que hiciera su camino, como el que yo misma quería seguir el mío.

A veces es mejor estar contigo misma, porque al fin de cuentas, ¿Quién te entiende mejor que tú?... nadie!