En una ocasión sentí lo que algunos dicen "un
estallido por dentro", todo en mi hervía de ira e impotencia. Necesitaba desfogarme en algo, es
entonces que cogí un lapicero y empecé a escribir muy fuerte, con todo mi
pulso. Escribí todo y exactamente lo que sentía en ese momento.No existe mucha coherencia,al final me alejo del tema principal,y existe contradicciones; y es que en ese memento padecía de un choque de emociones desflorados y yo solo los escribía para apagar mi aflicción. La causa del suplicio, no la recuerdo, pero quedaron estas dos hojas como testigos de un pequeño monólogo interior y las he transcribido sin omitir ninguna
palabra. Léelas despacio y sin apuro, y tal vez encuentres el sentido...
Me sentía tan enfadada, tanto conmigo misma que con los demás.
Siento como el corazón hierve de envidia y de amargura, y de cómo mi alma
trata de apaciguarla. A veces desearía ser solo bien y nada mal, pero día a día
mis ángeles y demonios combaten en mi sin una victoria definida.
Tengo amigas, por supuesto, pero a veces siento que no me
tratan como cual. Sus burlas me son tan
hirientes que penetran como una daga en mi corazón, y sus risas hacia mi hacen
que mi alma llore. Tal vez son como mis “a veces amigas”, al que yo recurro
como escape hacia mi soledad; pero como dicen “no hay peor ciego que el que no
quiere ver” y en este caso yo soy la ciega suprema, porque mi noción de amistad
solo era el compartir risas, burlas, intercambios obscenos; pero la amistad es en realidad la preocupación constante del otro, ser uno por medio de
todos. No solo estar en las buenas, sino más en las malas, en donde reclama a
gritos desgarradores por el alma que te comprendan, que te apoyen, que te
regalen una palabra de esperanza y una acción de “estoy aquí contigo”. Y eso es
lo que me pasa a mí. Si no me interesase por estar detrás de ellas, simplemente
me dejan varada en el camino solitario, y para que sus conciencias no les fastidien
pasan una que otra vez a hablarme un poco. ¿Eso es la amistad?, no lo sé.
Yo las quiero. Una de ellas por su gran carisma y sus bromas
ocurrentes, a otra porque le gusta los gatos tanto como a mí, a otra más porque
cada vez encuentro en ella mas de mí y a la ultima … yo no sé. No siento una conexión
con ella, no siento nada común entra la dos. No quiero ofenderla, pero es una
amorfa. Su personalidad, su modo de ser, nada me atrae hacia ella. Alguna vez
fuimos las mejores amigas, hablábamos de todo, mentíamos de todo, reprobábamos en
todo, perdíamos el tiempo en todo y en sí nuestros intereses eran del todo uno.
Hasta que un día decidí que no quería esa vida, ya no deseaba seguir así, no quería
seguir reprobando y conversar estupideces.
Es entonces en el que me despojé de todo ello. De mi modo de
vestir, el de hablar, y sobre todo el de aparentar, hasta me despojé de ella y
la deje que hiciera su camino, como el que yo misma quería seguir el mío.
A veces es mejor estar contigo misma, porque al fin de cuentas,
¿Quién te entiende mejor que tú?... nadie!